El Cambio no es algo que me gusta...

¿Por qué la gente no quiere cambiar? Mejor dicho, ¿Por qué me cuesta tanto trabajo aceptar el cambio? Ahora que estoy por finalizar la universidad, me topo con lo que cada que algo termina me he topado, una enorme desesperación y una angustia por no querer dejar la escuela. Una necesidad de que las cosas sigan como están.

Recuerdo bien que desde la secundaria tenía miedo de salir. No quería entrar a la prepa y cambiar de ambiente, ni cambiar de amigas o de salones. Y pasó.

Entre a la prepa y conocí a mis chamas. Mis Amigas que fueron inseparables (y lo digo literalmente, pues vivíamos una en casa de la otra y hacíamos todo juntas, hubo una época en la que hasta parecíamos clones porque nos vestíamos igual, usábamos las mismas palabras y veíamos el mundo muy parecido). No recuerdo época más difícil que esa. Cada festejo era una tristeza por decir adiós. Porque inevitablemente tendríamos que hacer nuestras cosas y separarnos. Conocer nuevas personas, hacer “mundo” y enfrentar problemas sin estar siempre pegadas. Un día tuve la idea de que la solución era reprobar y quedarnos una año más como preparatorianas, creo que fue una mala idea. Así que terminé la escuela. Y de nuevo pasó.

Entré a la facultad. Y fue difícil, difícil. Un tiempo me rehusé a tener nuevos amigos. Odiaba a mi salón. Odiaba a mis compañeros. Lloré como por un mes porque extrañaba a mis amigas y extrañaba estar despreocupada… estar en la carrera era cargar con “esto es lo que harás el resto de tu vida”. Pero finalmente me adapté. Disfruté los cuatro años. Y afortunadamente también disfruté a mis amigas, no como antes, pero las tuve a mi lado.

Ya estoy por terminar la carrera. Se viene otro paso similar de decir adiós. Y no me pesan tanto mis compañeros, ni mis amigas, ahora el miedo es más interno. Ahora tengo miedo de la vida. Tengo miedo de no ser competente para dejar de estudiar. Toda mi vida es lo que he hecho. Estudiar. Y soy buena haciéndolo, finalmente si la cago, no pasa de una mala nota. ¿Pero y ahora? Ahora qué se supone sigue. ¿Trabajo? ¿Independencia? ¿Pertenecer a las cifras y ser uno más en la lista de los 4 millones de desempleados? ¿Matrimonio? ¿Viajar? ¿Jugar a la vida?...

Por el momento yo no habrá más maestros, ya no mas compañeros. Ahora de topes contra la realidad que evadíamos unas horas en las aulas. No hay mundos utópicos. Ya no hay tareas, ni exámenes exitosos. Me quedan solamente consecuencias de cagarla en la puta vida. Que miedo.