Borrachos sueltos

Sin precaución locos, suicidas y asesinos alcohólicos de mi ciudad manejan cualquier sábado después de media noche. La gente que sale de los antros, las fiestas, las reuniones y las pedas comunales maneja temerosa de que una patrulla de tránsito los pueda detener, les haga la prueba de alcohol y los mande a dormir calientito tras las rejas. Sin embargo, descubrí que nada tienen que temer pues, al menos en Colima, ni una sola patrulla carga el alcoholímetro. Ni siquiera en la cruz roja tienen pruebas disponibles (porque el encargado descansa los fines de semana).

Desgraciadamente me enteré de este hecho porque en su afán de castigar a mi hermano, mi madre se puso a buscar quién podía comprobarle el estado etílico en el que este niño andaba (sin permiso evidentemente). Y pues no lo encontró. Independientemente de que éste no sólo resultó borracho amateur, sino además existencialista y dramático.

Aún no puedo creer que en toda la ciudad no pudiéramos conseguir quién le demostrara lo mal que estaba.

Qué comiquísimo hubiera sido medirle el grado de alcohol a mi hermano. Y qué increíble de creerse que los alcoholímetros son una farsa más, dónde están cuando se les necesita?? Que alguien me explique.