Hoy estuve platicando con uno de mis amigos de la prepa y más allá de las anécdotas que tenemos juntos y de lo soñadores e ingenuos que éramos en cuando nos conocimos, estuvimos discutiendo sobre nuestro país. Él estudiante de política y yo… bueno Yo!. Nos aventamos una rato discutiendo sobre los grandes temas que acongojan a México: las elecciones y añadidos a ellas.

No me gusta opinar mucho sobre los candidatos a presidentes de la republica, pero de eso a decir que todos son un chiste creo que para mi no hay mucha diferencia, a pesar de que las tendencias de izquierda me laten más, lo cierto es que ninguna de las que hay –al menos hasta ahora- son verdaderas izquierdas. Más bien son una pretensiones a serlo. Súper hombres que quieren cambiar el mundo a base de palabras y discursos que sinceramente me parecen una broma para la gente que como vulgarmente decimos está “jodida” y/o harta de burocracias.

Muy a pesar de los intentos de cada candidato por parecer menos patético y mostrar la salvación de un país que está hundido en el sistema global, contra el que difícilmente se podrá luchar, nace el otro héroe… el enmascarado desconocido “sub- comandante” Marcos que expresa abiertamente su descontento ante nuestra situación política.

En la Jornada (al menos su versión en línea) existe todo un apartado para “La otra campaña”, desafortunadamente yo me perdí el nacimiento de esta polémica revuelta silenciosa por andar estudiando en el extranjero, sin embargo sin ser experta en el tema creo que los intentos de cambiar las cosas empezando por Chiapas y haciendo cada vez más ruido. Sobre todo en los medios de comunicación. (artículo sobre la otra campaña aquí)

PRI, PAN, PRD, para el Sub todos son lo mismo, para “La otra campaña” lo importante es decir que la cosas deben cambiar. No sé que tan enérgica pueda ser su palabra en contra de los poderosos, los influyentes y los políticos, pero si mal no recuerdo las grandes revoluciones empezaron con hechos no muy distintos a los que ahora se leen todos los días entre la otra mitad del pueblo que admira, ya no sé bien si a un icono estilo Che Guevara o a un verdadero revolucionario.

¿Pero a poco no asusta el hecho de que todo pueda cambiar?...

Una revolución me parece una idea tan utópica en estos momentos (sobre todo con siete meses viviendo en el civilizado primer mundo) pero ya no estoy ni siquiera estoy segura de eso…