"Y desde Monterrey..."

Una ciudad al norte de México, conocida por su famoso Cerro de la Silla y por ser una importante metrópolis de los negocios y las grandes empresas. Un lugar que además tiene un espantoso clima, debo mencionar. Por un lado esta el calor de más de 32 grados (que se dice es no tan alto) y por el orto, un frío medio duro… ese no lo conozco pero no me lo tomo a juego.

Sin embargo yo no vengo a Monterrey a quejarme del clima, sino por la oportunidad que tengo de aprender algo nuevo. Más allá de las atracciones turísticas y recreativas (como quien dice las buenas pedas), quiero ponerme a trabajar en serio este verano. Sin embargo como aún no empieza mi trabajo, he ido a “turistear” por la ciudad. Y aunque conozco un poco de ella, lo cierto es que me sigue pareciendo enorme y cada cuadra que camino me maniquea no saber dónde estoy parada.

Me acostumbro una vez más a esa sensación de novedad, de descubrimiento mientras me aventuro por barrios y colinas con mi música como compañía y con un mapa en la bolsa. Ya he dicho yo que nada mejor para explorar una ciudad, que caminar por horas entre sus calles sin rumbo fijo. Y el mejor consejo de viajero es traer siempre una guía, una botella con agua y la dirección a la cual poder regresar.

Mis pies no se cansan, mi cuerpo sólo se fatiga del calor, pero andar y andar para reconocerme en esta ciudad.

Mi hogar por dos meses.

Gobierno de la ciudad.

Mi paso escolar por un rato.