Vine a quejarme del BANCO...
Porque pese a mi corta edad (quien no crea que es corta, tiene serios problemas) debo confesar que soy cliente bancaria desde los 11 años, si ya sabes con esas tarjetas de ahorro que a uno lo ponen a creer que es millonario a los primeros mil pesos que logra ahorrar, que luego te terminas gastando sepa Dios en que nangueras. En fin, desde entonces uso tarjetas... no de crédito, pero ahí inicié mi historia y más tardé en cumplir 18, cuando muy amablemente el banco me estaba dejando plásticos muy buenos, con dinero muy malo para gastar en la vida, que ahora que soy estudiambres de nuevo me ha ayudado a sentirme tan bien, aunque estoy consciente que todo es una ilusión...
En fin, esa historia es irrelevante, lo importante en realidad es que con tantos años como tarjeta-habiente, aun no entiendo el sistema que manejan. Y es que si uno va la sucursal lo regresan que tiene que hablar desde su casa al teléfono no sé cuál, si uno habla desde su casa, "queseque" es trámite no más en cajeros, que si vas al cajero, que no se puede, que con ejecutivo de cuenta, que el ejecutivo no sabe te manda con el gerente, que el gerente esta comeindo torta, que venga mañana y así lo traen a uno haciendo corajes (sorbe todo a mi que ni corajes hago) vuelta tras vuelta hablando con personas, máquinas y animales.
Y no te resuelven nada.
Para cada trámite además tiene un número secreto, tan secreto que ni tu te lo sabes al final de cuentas y entonces el problemón porque todo te empieza rebotar, ahora resulta que tu te quieres piratear tu cuenta bancaria porque andas tan pirata con tanto trámite que ya no distingues tu PIN secreto de tu fecha de nacimiento.
Al final de un montón de días y sufrimientos, llegas con el alma hecha pedazos de tanta vuelta y quien te atiende te manda al TELÉFONO de la sucursal. ¡Valgame Dios! Sales de tu casa para hablar en el teléfono del banco.
Que alguien me explique, en serio porque yo aun no logro asimilarlo y menos entenderlo.
Lo que me queda claro es que si no fueran un mal necesario todo mi dinero lo guardaba en el colchón, claro que el ingrato no te presa en un apuro. Esas si son cosas de la vida seorita Sanchéz Asuara
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