Mi entusiasta madrina de primera comunión me convenció para bailar y me instruyó en el flocklore que acompaña al santo de cabeza.
No sé si fue coincidencia o un juego retorcido del señor, pero unos meses después encontré el amor... Y 7 años después seguimos juntos.
A veces no lo creo, pero a veces me da la impresión que la fe son causalidades y encuentros.